AROUND
DIONISIO GONZÁLEZ
Sala
Canal de Isabel II. Del 12 de septiembre al 10 de noviembre
El comisario
Sema d´Acosta nos muestra seis de las series de arquitectura más conocidas del
fotógrafo. La serie de Venecia (2011)
consta de fotografías de la ciudad insertas en cajas de luz y con proyectos
arquitectónicos ficticios, que González ha incluido tras una intensa
manipulación llevada a cabo en su estudio. Esta forma de trabajar responde a su
inquietud por los actuales estilos de vida de las ciudades contemporáneas. La
reinterpretación del Palacio Giustinian
Lolin en un estilo muy influenciado por F. Gehry, constituye un soberbio
ejemplo del buen hacer de González.
Su serie Inter-Acciones (2013) plantea la
relación de los habitantes con el medio y el aprovechamiento de sus recursos
naturales. Fernando Castro nos recuerda que el artista “articula espacios
pero, sobre todo, señala nuestra necesidad
de habitarlos: orbitales, cibernéticos o de asentamientos y
emplazamientos especulativos y domésticos”, como son las construcciones futuristas que nos recuerdan a naves espaciales e
incluso a los Zeppelin utilizados a principios del siglo XX.
La Habana
(Cuba) es abordada en su serie Situ-Acciones
(2001). La degradación de la ciudad, ahogada por su fastuoso pasado, entusiasma
al artista pues detrás de esta decadencia siempre encuentra un halo de esperanza
al que aferrarse, al igual que en su serie Favelas
(2004/07).
Esta última es
quizás una de las series más conocidas del asturiano, ya que supone un punto de inflexión en su
trayectoria. Brasil activa su ferviente preocupación política, tal y como se
demuestra en el vídeo en el que el artista disecciona por dentro una de las
lujosas casas proyectadas en los suburbios de Sao Paulo. En el audiovisual,
detectamos su sintonía política con el presidente de izquierdas Lula da Silva,
bajo cuyo mandato el país se posicionó en octavo lugar en la economía mundial, sacando
a más 20 millones de personas de la pobreza extrema. En sus trabajos, se nos
muestra la pobreza, pero “Dionisio
González no es uno de esos artistas “comprometidos” que fotografía a los homeless,
para hacer visible lo olvidado.
Este artista español atiende más bien a una cotidianeidad favelizada en la que acaso el voyeurismo está de
más” (Fernando Castro). Es decir, no pretende mostrarnos el dramatismo de la
miseria, sino simplemente nos invita a observarla y entenderla desde cerca.
En la segunda
planta, se nos muestra su serie Halong
(Vietnam, 2008-11) en la que caprichosas construcciones se alternan con
coloridas cabañas flotantes. Precisamente en Vietnam transcurre el vídeo de
catorce minutos que corona la muestra, donde González deja patente el acelerado
crecimiento de la ciudad y su consiguiente bullicio. En la misma sala se expone
el proyecto para Busán en Corea del Sur, que estuvo a punto de hacerse
realidad, pero que fue paralizado por el eterno conflicto con Corea del Norte.
En la última
planta, el artista homenajea y eterniza una serie proyectos que su admirado Le
Corbusier jamás llegó a realizar, planteando la arquitectura como algo que
trasciende su simple materialización. Destaca entre ellos la Villa Hutheesing (India), realizada a
base de cubículos y rematada por parábolas al más puro estilo racionalista. La
idea de Heidegger de que “todo proyecto no construido es una ruina” inspira la
noción de lo inacabado y de ruina que el artista expresa en esta serie.
Se trata de
una exposición simple, clara, ordenada y sin subterfugios en las que el
discurso expositivo mantiene un ritmo lineal y coherente que nos permite
disfrutar de una cuidada selección de la magnífica obra de González. La innovación,
la exquisitez y el buen gusto de sus planteamientos no podían resaltar más en
un entorno inigualable, como es el antiguo depósito de agua del Canal de Isabel
II.
Marina López
de Haro
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