miércoles, 13 de noviembre de 2013

Universos paralelos

Fotografía Contemporánea en la Colección Telefónica. Espacio Fundación Telefónica. C/ Fuencarral 3, Madrid. 24 de octubre de 2013 al 2 de marzo de 2014.

Universos paralelos

Andreas Gursky, Cindy Sherman, Jeff Wall y Richard Prince abren la exposición Fotografía Contemporánea en la Colección Telefónica. En el Top Ten de las fotografías más costosas figuran siete de sus obras, aunque ninguna en esta colección. Gursky acaba de batir el récord que tenía anteriormente Cindy Sherman, quien, a su vez, se lo había quitado al propio Gursky: 4,3, 3,9 y 3,3 millones de dólares. Por una fotografía
“El papel del fotógrafo es mostrar lo que sucede en nuestra sociedad a través de imágenes y el papel del espectador es descifrar esas claves para entender muchos de los ejes que hoy en día empujan y mueven nuestra sociedad”, dice Ramón Esparza, comisario de la exposición. Entonces, habrá que ir más allá del eslogan “lo que ves es lo que ves”, porque “es preciso alejar el espejismo de la inocencia: nunca una práctica de representación –y el arte no es otra cosa- es “inocente”, decía José Luis Brea.
La Colección de Fotografía Contemporánea de Telefónica  se consolida en 2002 bajo la asesoría de María del Corral -directora del MNCARS (1991-1994) y asesora de la colección de arte contemporáneo de la Caixa (1995-2002). Su objetivo: “recoger las tendencias de la fotografía como disciplina creativa en las últimas décadas”. Es decir, “artistas que utilizan la fotografía como fundamento de su expresión plástica” por contraposición a aquellos que la usan como documento. El argumento: la necesidad de crear, a nivel institucional, una colección de fotografía contemporánea dado el valor innegable de lo fotográfico para el arte del siglo XXI. En el año 2004 la Fundación expone una primera selección. Actualmente, la colección cuenta con más de cien obras de unos cincuenta artistas.
El proyecto se estructura a partir de la idea de dos líneas paralelas: Una que parte de la obra de  Bernd & Hilla Becher; la otra, de John Baldessari. Idea ésta que configura tanto la base conceptual de la colección como el actual montaje de la exposición.
La exposición cubre un periodo que va desde finales de los años setenta a finales de los años noventa a través de cincuenta y seis obras. Se distribuyen a partir de un espacio común presidido por Cowboys & Girlfriends (1992) de Richard Prince y Man Fallen in S-Curve (1984) de John Baldessari: dos ejemplos de apropiacionismo: imágenes tomadas de los mass media. Frente a ellas, respectivamente, están Hong Kong Port (1994) de Andreas Gursky y Overpass (2001) de Jeff Wall. Estas dos obras definen los dos ejes principales de la exposición:
Es la cotizada obra de Gursky la que marca el acceso a la línea de la “Escuela de Düsseldorf” y no el trabajo de sus maestros Bernd & Hilla Becher, los creadores de esa mirada científica llena de “contención y distanciamiento respecto al objeto fotográfico”.
La otra línea, el “Postmodernismo Americano”, (léase estadounidense-canadiense) empieza con una inmensa caja de luz de Wall. Una estudiada fotografía, que parece una toma casual. Cuatro personajes pasan al lado de una fábrica. Van con la cabeza agachada. Portan bolsas de basura llenas de cosas y arrastran maletas bajo un cielo grisáceo. Se alejan de nosotros. Gesto, emoción, construcción, aquí; apropiacionismo, metadiscurso y referencias iconográficas en las demás obras. Esas son sus características.
Y en medio de las dos líneas, unas obras que pretenden ser híbridos de su cruce. (Pero, geométricamente, ¿cómo se pueden cruzar dos líneas paralelas?). En fin, dejando en paz a Euclides, Time Lapse de Francis Alÿs e Incidentes de Xavier Rivas -una obra hecha expresamente para la Fundación a partir de la reforma del edificio- son, quizás, ejemplos de tal hibridación. El esquematismo de las secuencias temporales modificadas por la incorporación de acciones humanas. Sin embargo, las dos fotos de Paul Graham Woman with Golden face y Blinded Woman, donde impera la tristeza y la soledad, bien podrían estar al lado de las de Lorca diCorcia.
Volviendo a la línea Düseeldorf: sólo un retrato, de Thomas Ruff. El resto de obras son interiores arquitectónicos o de maquetas y ciudades y paisajes donde reina la ausencia de lo humano, como Plaza de San Ignazio, Roma de Thomas Struth, o donde la escala aplasta a la gente y hace que desaparezca. Composiciones donde resalta, sobre todo, la línea de horizonte, exterior o interior: Olafur Eliasson y Axel Hütte. Un síndrome de horizontalidad tan solo roto por esa topografía artificial de Perejaume, Projeccions: un relieve con montañas de diapositivas.
En cambio, la línea Postmodernista se esmera en crear unas atmósferas de emociones y afectos captando los gestos de los rostros y dramatizando el efecto por medio del color, las luces y las sombras. Ya sean los transeúntes y peatones anónimos ensimismados de Willie Doherty o Philip Lorca diCorcia; las caras con  nombre propio-Anni de Salla Tykkä o Victoriano de Esko Männikkö-; o las “actuaciones” de viejas conocidas como Cindy Sherman o Marina Abramovich.
Dos líneas paralelas: una fría y otra cálida, nos recuerdan a una vieja geopolítica.
Dos ejes paralelos, Norte y Sur, representan las contradicciones de la era global.
Sin embargo, el Arte y el Mercado globales no son en absoluto líneas que permanezcan paralelas. Su maridaje ha creado un nuevo paisaje: La burbuja del Arte. En 2006 Tobias Meyer, jefe de arte contemporáneo de Sotheby´s, sentenció: “el mejor arte es el más caro porque el mercado es muy listo”. Y es esa listeza la que termina justificando casi todo.
Telefónica es la quinta multinacional de telecomunicaciones en el panorama global. La creación de la Fundación, a principios de los años noventa, coincide con el comienzo de la expansión de empresas multinacionales españolas hacia Latinoamérica al son de la apertura de mercados y de la privatización de entes públicos. Como línea paralela, el papel de las fundaciones, en la mayoría de los casos, es el de proporcionar una imagen amable de una multinacional por medio de una serie de inquietudes solidarias. Aunque suene paradójico, “una fundación es una institución privada que presta a la sociedad determinados servicios considerados de interés público”.
En 2012, dos de cada tres clientes de Telefónica eran de Latinoamérica, es decir, más del cincuenta por ciento de los ingresos de la compañía. En el mismo año, la multinacional fue multada por el Tribunal General de la Unión Europea con casi ciento cincuenta y dos millones de euros por  abuso de posición dominante en el mercado de banda ancha entre 2001 y 2006. Este año, la Comisión de Mercados de las Telecomunicaciones la multó con cuatrocientos cincuenta mil euros por “incumplir la obligación de ceder los datos sobre su despliegue de fibra a los demás operadores”.
Telefónica se extiende por los países del sur buscando el monopolio de los mercados de la comunicación de masas -en lucha con los norteamericanos por el control de la televisión-. Mientras tanto, parte de la colección de fotografía inició una itinerante, en marzo de 2011, por Lima, Sao Paulo, Caracas, Buenos Aires y Santiago de Chile.

Dubán Urbina

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