miércoles, 6 de noviembre de 2013

Around. Dionisio González.



            Sala Canal de Isabel II. 12 de septiembre – 10 de noviembre.

Entre ficción y realidad, utopía y materialización, se sitúa la obra de Dionisio González (Gijón, 1965), un creador inquieto de gran sensibilidad cuya exposición Around nos sumerge en la fina línea que separa el ver del mirar. Las obras que se exponen, bajo el comisariado de Sema D’Acosta, basadas en la responsabilidad arquitectónica y el compromiso social, muestran un Dionisio González comprometido con la necesidad de transmitir los valores de la modernidad arquitectónica al servicio de la sociedad que habita las ciudades para reescribir sus estructuras. No menos importancia merece el espacio expositivo, la disposición en diferentes plantas de la Sala Canal Isabel II, un antiguo depósito de agua, obliga al espectador a emprender un tránsito en vertical siguiendo un movimiento en espiral paralelo a la instalación Musée à Croissance Illimitée. Dicha instalación es una maqueta que reconstruye la utópica idea de Le Corbusier, arquitecto de referencia del artista, de una arquitectura orgánica al servicio de sus habitantes. Es pues este mismo crecimiento orgánico, y casi espontáneo, el que busca el artista en las ciudades y encuentra en emplazamientos tan lejanos entre si como Venecia, La Habana, São Paulo, Halong, Busan y Hanoi. A través del mencionado ascenso, el espectador penetra en el conocimiento que transmiten las series fotográficas que el artista lleva creando desde 2001, hasta comprender su obsesión en resolver los problemas derivados de las formas de habitar en el siglo XXI, idea que culmina con la proyección de Thinking Hanoi en lo más alto de la sala, un documental sobre las estructuras que se generan en torno a la ciudad vietnamita y las condiciones de vida que éstas determinan.
La formación interdisciplinar que ha segido González, formado en procesos fotográficos, infográficos, imagen asistida por ordenador, cine, televisión y video, permite dotar su obra de la excelencia técnica y el sentido estético que reclama el espectador. Su trabajo se extiende del campo de las bellas artes para conquistar el de la arquitectura social, un periplo guiado por su capacidad de mirar, observar y descubrir a través de la estructura de las ciudades que visita. González nos desvela la diferencia entre ver y mirar. De este modo, se presenta como un flâneur del siglo XXI, un paseante que se deja llevar sin prisas y sin rumbo por las calles de las ciudades mientras reflexiona en torno a los modos de vivir la ciudad contemporánea.
Around nos invita a forzar el ejercicio de la mirada como alternativa de la visión, y así descubrir las problemáticas intrínsecas del progreso hegemónico en ciudades abandonadas a su suerte o cuya raiz arqueológica impide su progreso, como en la serie Venecia. Las horas claras. Sin embargo, niega el tinte pesimista que podría suscitar la contemplación de la ciudad desfavorecida, a favor de un ejercicio que anima su imaginación y propone soluciones. Así lo demuestra el proyecto Sanbok Doro, un proyecto arquitectónico diseñado para la ciudad surcoreana de Busan, aunque paralizado debido a la crisis económica. Por otro lado, el título que da a dos de sus series fotográficas, Inter-acciones y Situ-acciones, viene a afirmar su deseo de actuar, llevar a cabo una “acción” directa frente a los escenarios degradados que se le presentan. Estas acciones proceden a través de la manipulación posterior que lleva a cabo sobre sus fotografías realizadas in situ; los resultados son dispares así como la naturaleza y el carácter de cada una de las ciudades.
El resultado de la exposición es una amplia muestra del imaginario plástico de Dionisio González. La contradicción aparente que se revela entre las fotografías reales y sus intervenciones en el estudio, que dan como resultado un palimpsesto fotográfico, forma parte de la misma complejidad argumental de su planteamiento. Como diría el propio artista, son epopeyas microinjertadas urbanísticamente en la memoria histórica de las ciudades para combatir la ceguera de un mundo globalizado.
Marta Barceló.

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