CARMEN CALVO
El festín de la araña
Galería Fernández-Braso, C/Villanueva, 30
Del
19 de septiembre al 9 de noviembre de 2013
La inauguración del nuevo
curso expositivo comienza en la galería Fernández- Braso con los andares de una
araña y la elegancia de un enigma. La artista Carmen Calvo (Valencia, 1950)
muestra una treintena de obras realizadas la mayoría durante este año 2013,
manteniendo su interés por la mezcla de estilos y técnicas que caracterizan su
ya larga trayectoria en el panorama artístico español. Resulta difícil jugar a
las etiquetas cuando lo que median son conceptos pero me atrevería a definir a
Carmen Calvo como una artista objetual, más cercana a las cajas de madera de
Joseph Cornell y a la poesía de Joan Brossa, con el que compartió espacio en la
bienal de Venecia en 1997, que al movimiento surrealista como la crítica
acostumbra a hacer.
Sus objetos narran historias del pasado, sobre vidas que
pueden no ser la nuestra pero que nos ayudan a comprender nuestro propio
presente. Ése es el papel que juega el objeto encontrado, como memoria material
que sirve de puente entre la nostalgia y el ahora. Objetos únicos e
irrepetibles empapados todavía de la magia aurática benjaminiana habitan el
espacio artístico en esta muestra. Para materializar visualmente esta idea la
artista se sirve del experimento y la intervención. Sobre un mural vertical de
caucho encontramos lo que podría ser un puesto del rastro madrileño, muñecas
rotas y cucharillas bajo el título de Alicia.
La niña Alicia. Aquí lo infantil está más cerca de lo oscuro que de lo naïve. Es cierto que nuestros objetos nos definen y ésta
parece ser una manera sutil de representarnos. Los otros viven en viejas fotografías ampliadas digitalmente, en
retratos de familias burguesas de principios del siglo pasado con sus niños del
maíz de apariencia Stephen King. Estas imágenes son modificadas por medio de
distintos materiales (tela, color, arcilla o lluvia) con la intención de
cambiar su significado original y darles una segunda vida, convirtiéndolas así,
en objetos poéticos y poliédricos. Otros objetos intervenidos de la exposición
son libros, partituras, dibujos y tapices. Tal vez la conexión entre las
fotografías collage y el resto de objetos no resulta tan coherente como se
pretende. El resultado de los collages se nos presenta como inquietante, hay
algo oscuro en todo esto, un misterio entre la estética de American Horror
Story y la Herencia de la tía Agatha. Qué quieren decirnos si no pueden ver.
Buscar un leitmotiv en la
obra de Carmen Calvo es atender a la mirada. ¿Puedes contar cuántos ojos hay en
la sala? ¿Cuántos se enmarcan o se tachan? Estamos ante una partida de la gallinita
ciega para adultos, la más difícil, porque no conocemos las reglas y atender al
título de los ensamblajes lo vuelve todo más oscuro. Número 17. Intrigas, diplomacia, sociedades secretas.
Las vendas no les dejan ver y eso hace que el espectador se convierta en un
voyeur multiplicado por mil que quiere iluminar la escena, algunos incluso lo
intentan con cerillas. Pero no todos están ciegos, algunos esconden todavía la
mirada tras una máscara de clown. Recordemos que el
disfraz no requiere de perfección ni de verdad, se basa en el placer del anonimato, en la libertad de no ser
reconocido, es por ello que las imágenes pueden ser perversas
rozando lo carnavalesco. La
máscara simboliza el desdoblamiento del sujeto, nos enfrentamos así a la
clásica dicotomía del ser y el aparecer. Y dentro de la lógica del aparecer
entra de lleno lo múltiple donde toda forma es provisional, somos uno pero
podríamos ser otros, tantos como
personajes de una tragedia o una ópera.
Los retratos anónimos le sirven para crear otros distintos,
se trabaja la imagen sobre otra imagen. Estamos ante una artista que no se
presta a la búsqueda del significado sino que es el regodeo en la extrañeza lo
que moviliza las emociones del receptor. La invitación a su mundo plástico personal,
en ocasiones críptico en exceso, se queda en nuestra memoria visual
permitiéndonos volver a su obra claramente identificable y reconocible, una y
otra vez.
En una esquina de la
exposición nos vemos reflejados en una campana de cristal, es aquí donde duerme
la araña, en el vacío. Su festín no es más que el título de la ópera del
marinero compositor Albert Roussel, como declaró la artista en una entrevista
para El Cultural[1].
Cosas que te hacen gracia y te dan para titular una exposición. Imaginas que es
ella la que lo enreda todo con laberintos, la que se pasea por las superficies
de las obras buscando párpados que cerrar. Es costurera como una madre pero a
la vez misteriosa como todo lo que implica desconocimiento. Ella también tiene
una doble cara. El hilo que une la tradición con la vanguardia lo tejen las
arañas.
Irene Martínez Marín
[1]
Entrevista a Carmen Calvo
en El Cultural por Paula Achiaga publicada el 19-09-2013. Consultada el
15-10-2013. http://www.elcultural.es/noticias/BUENOS_DIAS/5326/Carmen_Calvo
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