miércoles, 23 de octubre de 2013

¿Surrealistas antes del surrealismo?




Surrealistas antes del surrealismo.
La fantasía y lo fantástico en la estampa, el dibujo y la fotografía.
Fundación Juan March. Madrid, 1.10.2013 – 12.01.2014.
 



La materialización de la utopía, de lo fantástico, de lo maravilloso y de lo soñado da cabida en la exposición comisariada por Yasmin Doosry. Bajo el paradójico título Surrealistas antes del surrealismo se asiste al encuentro de unas doscientas obras que datan entre finales del medievo y la primera mitad del siglo XX, conjugadas con el fin de mostrarse como fábrica del imaginario plástico y teórico surrealista.
Once son los hilos conductores que guían la travesía hacia la fantasía y lo fantástico. Las diferentes obras expuestas que acogen estampa, dibujo, fotografía y vídeo, se situan en un espacio expositivo que esquiva el clásico cubo blanco para ofrecer un intento de contextualización estética. El color azul oscuro de las paredes, quizás en alusión al color de los sueños de Joan Miró en su obra Ceci est la couleur de mes rêves -aunque convertidos aquí en oscura pesadilla-, junto a la difícil musealización del formato vídeo, proyectado en formato circular sobre el suelo y acompañado de sillas que, en cierto modo, parecen formar parte del mismo juego surrealista, envuelven al espectador en un espacio que evoca a las primeras exposiciones surrealistas de los años treinta. El techo cubierto con hamacas mexicanas y la luz tenue de la sala cierran la ambientación precisa que se ha pretendido recrear, un espacio que, al igual que las obras expuestas, rehuye de un razonamiento lógico.
El título propuesto para la exposición no pasa en absoluto inadvertido, de hecho, es el gran reclamo al público. El espectador no acude a la exposición al encuentro de una gran obra maestra, sino que lo hace motivado por la necesidad de resolver el enigma planteado, ¿existieron surrealistas antes del surrealismo?
La Fundación Juan March, inspirándose en la exposición Fantastic Art, Dada, Surrealism, que se llevó a cabo en Nueva York en 1936 organizada por Alfred H. Barr, fundador y entonces director del MoMa, afirma la existencia de un imaginario decididamente surrealista previo al nacimiento del movimiento de vanguardia. En la misma línea en la que trabajó previamente la muestra neoyorquina, la Fundación crea una aparente genealogía del surrealismo en la que las secciones forman las ramas de este árbol de vida surrealista. Las once secciones que organizan toda la muestra se desarrollan a través de la confrontación de artistas declaradamente surrealistas como Dalí, Miró y Redon, junto a otros maestros como Goya, Höfer, Piranesi y Durero pertenecientes a otros períodos históricos y lejanos, aparentemente, al ideario del movimiento de vanguardia. Algunas conexiones que se establecen parecen ser el resultado de una interpretación demasiado amplia del mostruario surrealista como demuestra la inclusión de la obra de Hans Baldung El mozo de cuadras embrujado en “Espacios mágicos” junto a las arquitecturas imposibles de Hermann Finsterlin. Otras, quizás más acertadas, son las que hacen referencia al imaginario de seres monstruosos en “El Capriccio” o los grabados de Stefano della Bella en “Las sombras de las sombras”.
 Si bien el propio Breton, en su primer manifiesto, reconoció la posibilidad de hacer pasar por surrealistas autores precedentes, incluso en el campo de la literatura, ya que habla más bien del surrealismo como un libre ejercicio del pensamiento y la creación, el reto que ha supuesto la exposición Surrealistas antes del surrealismo parece haberse quedado en una muestra del arte de la subjetividad. Aún así, y pese a que la muestra no consigue responder a la pregunta que se planteaba el espectador, sí le ofrece herramientas para que éste continue con la reflexión.

Marta Barceló.

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