miércoles, 30 de octubre de 2013

Los sonrientes de la plaza y la bomba de tiempo

Mínima resistencia. Entre el tardomodernismo y la globalización: prácticas artísticas durante las décadas de los 80 y 90. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. 15 de octubre de 2013 al 6 de enero de 2014.


LOS SONRIENTES DE LA PLAZA Y LA BOMBA DE TIEMPO

Sonrientes
Adelante, tres personajes grisáceos, con las manos y los brazos pegados al cuerpo, forman un círculo y sonríen. De pronto, al acercarse al corrillo, uno se percata de que al fondo, otros dos sonrientes parecen aproximarse. Estos cinco hombres no tienen pies; son como brotes, pero extraños, de la propia arquitectura, pues sus cuerpos nada tienen que ver con el canon vitruviano del edificio neoclásico. Su escala es otra; sus cuerpos, diferentes. Pero son sus gestos cordiales los que nos hacen arremolinarnos en torno a sus sonrisas.
Así, Plaza, Madrid, una escultura de Juan Muñoz, nos da la bienvenida, en uno de los corredores, a Mínima Resistencia, la exposición con la que el MNCARS nos presenta un recorrido por los años ochenta y noventa a través de una selección de obras de su colección.

Ángeles
“Una exposición es una tentativa de agrupación de una comunidad”, dice Thomas McEvilley, donde los objetos al salir de su “encierro” despliegan ese gran “conglomerado de sugerencias y propuestas”.
Esta exposición es una travesía por trece salas. Todos los nombres de las secciones remiten, en su mayoría, a nombres de obras, textos o exposiciones. Hay en este recorrido secuencias mejor logradas que otras. Pero, al final, si apaciguamos un poco nuestros andares, logramos construir invaluables conexiones entre esas distintas capas de imágenes que somos: las personales, las mediáticas y las artísticas. ¿Con cuál imagen personal puede uno mezclar la de Naranjito, que llega al ver la vitrina que documenta el nacimiento de ARCO? O, ante la obra de Juan Ugalde Pato y piscina, ¿qué imágenes puede uno añadir a las de Els Comediants y La Fura inaugurando los juegos olímpicos de Barcelona? Las obras de una exposición, al contrario que los ángeles de Alas sobre Berlin, de Wim Wenders, quizás no puedan escuchar nuestros pensamientos, pero si pueden actuar sobre nuestras vidas.

Paisajes de resistencia
El paisaje de acontecimientos de los años ochenta y noventa -“todo lo que somos, lo que ocurre ahora, es fruto de ese tiempo”- está construido, en Mínima resistencia, a partir de la tensión brutal entre cuerpo y espacio. La fragilidad –el asedio del SIDA, la exclusión ideológica y el exterminio de los genocidios- contrasta con la espectacularidad de la arquitectura de los “Star Architects”, quienes van sembrando, por el mundo, sus deconstructivos iconos de globalización. Es en ese intersticio donde “los artistas buscan esos espacios de resistencia en un mundo globalizado”.
 “Globalización es otro modo de decir capitalismo”, apuntala Allan Sekula y nos introduce en las graves consecuencias del olvido de ese otro espacio fundamental en la globalización: “El mar está olvidado hasta el momento en que el desastre golpea”.

Mares y arquitecturas
Sin título (Demokratie) es una pintura de Jiri Georg Dokoupil donde una bandera, en la que se lee DEMOKRATIE, cuelga de un mástil roto de una barquita a la deriva en un mar verdoso y rojo, en una noche con diez estrellas en el cielo. En Mar, de Miguel Ángel Campano, ya sólo vemos una mancha completamente negra.
El mar y la tierra constituyen un continuo, como esa forma topológica llamada botella de Klein que hace parte de la obra de Rosemarie Trockel Sin título, de 1989, el año en que empieza a gestarse un nuevo continuum.
Mientras las arquitecturas oficiales colonizan el espacio de la tierra, las arquitecturas de resistencia se alían con la imaginación para crear otros espacios. Las maquetas-mesa de Thomas Shütte no sólo horadan el subsuelo, sino que apelan a lo laberíntico y a la monumentalidad. El Museo de la ruina, de Isidoro Valcárcel Medina, desafía tanto la lógica constructiva como la  institucional. Allan Sekula nos muestra la relación entre espacios de control en La escuela es una fábrica. Unos diagramas sintetizan las conexiones que se establecen entre las instituciones de educación, las profesiones, el trabajo y la exclusión.

Diagramas
Los diagramas son herramientas conceptuales usadas para hacer visibles las complejas relaciones entre los múltiples elementos de un sistema. La obra de Mark Lompardi se sustenta en ellos. En Nugan Hand Bank. Sydney Australia, se conectan datos de un escándalo sin precedentes entre la CIA y el gobierno australiano: corrupción, tráfico de drogas y de armas. Por otro lado, también están los diagramas-parodia, como los del libro Orden y limpieza, en los que podemos ver las relaciones que trazan Rata y Oso - los alteregos de Peter Fischli y de David Weiss-, cuyo fin es imponer el orden caótico en el mundo.

Parodias, disfraces y procesiones
La parodia es una de las estrategias de este periodo que aúna teatralidad y crítica para renovar “los códigos y lenguajes del arte”. La película de Ulrike Ottinger Orlando Freak es una mezcla de narrativas y tiempos dispares para provocar shock y risas. Porque, casi siempre, disfrazarse es divertido aunque no banal. Itziar Okariz parece una prima lejana de Rata y Oso en The Art of falling apart y las Guerrillas Girls, enfundadas en sus simiescas máscaras, asaltan los museos con sus eslóganes y manifiestos. Pepe Espaliú, sin disfraz, pero asumiendo la pose de un paso de semana santa, se hace pasear  por San Sebastián en la acción Carrying. Un retrato que se asemeja al Joker muestra a Pedro Lemebel con una hoz dibujada en la cara, cuyo mango empieza en la boca y la cuchilla curvada le llega hasta una ceja. De un rincón, sale su voz leyendo Manifiesto. Hablo por mi diferencia: “¿El futuro será en blanco y negro?/ ¿El tiempo en noche y día laboral sin ambigüedades?”. Es 1986: Mundial de fútbol en México, Chernobyl, la dictadura de Pinochet continúa.

Afuera
Después de haber conectado tantas historias e imágenes, y cuando uno está a punto de irse –como si fuera un personaje más de Working leaving the Factory in eleven decades de Harun Farocki-, se encuentra con un disco de Pedro G. Romero, en formato vinilo, llamado “La bomba de tiempo”. Entonces, uno comprende las risitas de los personajes de la plaza: su esperanza.

Dubán Urbina

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