miércoles, 30 de octubre de 2013

Mínima resistencia: Entre el tardomodernismo y la globalización: prácticas artísticas durante las décadas de los 80 y 90. Museo Nacional Reina Sofía
Melissa M Ramos Borges

En el 1969 el Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York abrió las puertas  con la exhibición Artist as adversary, con más de 400 obras recorriendo varios siglos de la historia del arte.  El artista como enemigo del Estado, la guerra, la injusticia social, orden social, utiliza el arte para señalar controversias sobre la conducta.  Pero, ¿qué sucede en la Posmodernidad? ¿Qué postura toma el artista? En su búsqueda de la individualidad, ¿cuán comprometido puede ser?

El Museo Nacional Reina Sofía inauguró el pasado 16 de octubre la exhibición Mínima resistencia: Entre el tardomodernismo y la globalización: prácticas artísticas durante las décadas de los 80 y 90, un conglomerado de pensamientos estéticos, filosóficos y teóricos de estas convulsas o neo-sumisas décadas.  Las piezas seleccionadas se producen en un momento histórico de gran revuelo para España y el mundo entero, excluyendo claramente a America Latina.  Los comisarios enmarcan la producción artística expuesta con acontecimientos político/históricos de España -época transición, ARCO, olimpiadas, Sevilla ’92- y acontecimientos de las grandes potencias (jefes de estado conservadores en Estados Unidos e Inglaterra), la caída del muro de Berlín, la desintegración de USSR.  No obstante, hay factores que se olvidan, o que no se quieren recordar, las dictaduras militares en muchos países de América Latina,  la celebración de 500 años de la llegada de Colón a las Américas, la crisis económica de Argentina, Chile, Brasil. Igualmente, es época de grandes contrastes, de la Movida Madrileña, Miguel Bosé, Olvido Alaska, Madonna, Michael Jackson, Los Hombres G, Poison, Def Leopard, Menudo, colores brillantes, opulencias, un desparramamiento de la cultura popular que llega directamente a nuestras casas a través de la televisión.

Posmodernidad es la ruptura de lo ideal y la caída de las grandes utopías.  Las economías capitalistas comienzan a crear un poder, el capital empieza a tener un protagonismo social, comienza a vender el sueño del mejoramiento económico, sustituye al gobierno como figura patriarca.  En España, la figura patriarcal de Franco simbolizaba décadas de represión social y política.  En la siguiente década había un gran interés de proyectar como país moderno apoyándose de los en Sevilla, Barcelona, ARCO, y desligarse de ese pasado militarista opresor.

Esta exhibición, “explora puntos de contacto, pero también las fricciones y roces, entre el arte producido en España en las dos décadas y su relación con el contexto internacional globalizado”.  Causa dificultad comprender el contexto internacional cuando, primero, citan acontecimientos políticos de cuatro países y obvias al resto del planeta. Segundo, se parte de una mirada del muy propia del primer mundo, sin compromiso a asuntos globales. Pero, eso es exactamente lo que es el posmodernismo, el abandono a las causas comprometidas, la exaltación de la individualidad y el arranque descomunal de las economías capitalistas.  Ante todo esto, ¿qué producen los artistas posmodernos del primer mundo? ¿Cuáles son sus causas, si algunas? Pues, los comisarios pretenden esclarecer esos puntos, parten de la palabra del título de la exhibición: resistencia.

La resistencia como oposición
La oposición toma un giro visualmente agresivo, adoptan estrategias de grupos guerrilleros militantes de bombardeo de información e imágenes.  Igual, utilizan la estética publicitaria para llevar a cabo su mensaje de desigualdad.  Las Guerrilla Girls fueron grandes activistas de esta época En su Portafolio I  se apropian de la publicidad de medios impresos, redactan declaraciones claras y concisas que exponen las diferencias entre hombres y mujeres artistas dentro del mercado e instituciones del arte.   Otro grupo de artistas que recurren a obras gráficas Estrujenbank. Estas piezas sobre papel, son fotocopias de promociones callejeras intervenidas con cinta adhesiva, collages, pintura, muestran una estética agresiva, asociada con la escena del punk rock y la contracultura.  

La documentación es evidente en la muestra, tanto como panfletos de concienciación en los movimientos gay, lésbicos y en la concienciación de la enfermedad del SIDA, como también en sucesos de gran importancia para el arte español, los recortes de periódico de la llegada triunfal de Guernica a España, el Museo Reina Sofía, la promoción de la feria ARCO, fotografías de la inauguración e invitaciones.  La fotografía existe también como documento concreto de performance, efímero de naturaleza, como en las obras de Itziar Okariz y Diamela Eltit. 

La resistencia como tolerancia / sufrimiento
La pieza Distancia Zero de Pep Augut, un lienzo sostenido sobre la pared por una plancha de metacrilato color gris, con el lienzo colgando a cada lado de la plancha.  En una sala donde abundan las construcciones y las composiciones complejas, Distancia Zero es una fuerza silente, muy poética en su conceptualización.  

Esta sutileza metafórica lo comparte La cocina, una instalación fílmica de la artista Eulália Valldosera.  La instalación, consiste en una proyección de una película de 16mm en blanco, 10 cordeles de tendedero, en el que la artista cuelga toallas de distintos tamaños en distintos cordeles. Resulta que al proyectar la luz, las sombras de las toallas crean una línea y todas terminan siendo del mismo tamaño.  El recurso del dibujo de sombra construye una narración metafórica del rol de la mujer, de las responsabilidades asociadas con el género, sin tener que recurrir al cuerpo. 

La obra Helter Sketler de Federico Guzmán, el artista crea una cuadricula con nueve papeles del tiro al blanco utilizados por equipo olímpico español, que luego pinta o cancela el blanco con un círculo blanco, recuerda a las obras minimalistas estadounidenses de los años 60, pero con un comentario político/social. 

Lo mínimo
La poca presencia de la pintura asombra ya que en estas décadas se recuerdan por el “retorno a la pintura”.  No obstante, se exhiben pinturas de los grandes exponentes de ese medio, como Marlene Dumas, Sigmar Polke, Martin Kippenberger y Leon Goulb, que rompieron con las tendencias del momento.  Luz (Siete ventanas) de Ignasi Aballí propone una nueva propuesta gráfica-pictórica.


Se percibe un paralelismo entre el España de la década de la transición el Reina Sofía del 2013, con intenciones de proyectarse como instituciones actuales y es a través del arte contemporáneo que intentan lograr esa proyección mundial. 

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